Foto: Santa Marta
En los últimos días, el país se ha centrado en el acuerdo bilateral de cese al fuego acordado entre el Gobierno Nacional y la FARC, y próximamente esperamos que el acuerdo definitivo para acabar el conflicto armado sea firmado. Sin embargo, a pesar de lo histórico que representa el fin del conflicto y los cambios que esto conllevará en la institucionalidad y en la vida de los colombianos, debemos ser conscientes de que si bien en los últimos años los indicadores que reflejan la violencia y la criminalidad han disminuido considerablemente en el país, todavía queda mucho camino que recorrer.
Por ejemplo, comparando la tasas de homicidios de varios países de América Latina (que si bien no es el único indicador que permite medir la violencia, sí es la cifras más confiable al momento de analizar) se puede concluir que el país todavía tiene un reto para superar los fenómenos de inseguridad y violencia. La tasa de homicidios de Colombia, en 2015, fue de 25 por cada cien mil habitantes (hpcch), lo cual supera el nivel de epidemia establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los retos son grandes, sobre todo teniendo en cuenta que la mayoría de hechos que afectan la seguridad, la convivencia y los que generan violencia, se presentan principalmente en las ciudades. Para probar dicha afirmación se ha realizado un análisis estadístico básico.
En el caso de los homicidios, del total de 12.612 hechos, que según el Instituto de Medicina Legal, se presentaron en Colombia en el 2014, el 48%, es decir 6.086, se presentaron en las 21 ciudades que tienen más de 300.000 habitantes.
Siguiendo esta lógica, se realizó el mismo ejercicio con un hecho que afecta directamente la seguridad de las personas en relación a su patrimonio económico, como el hurto a personas. En 2014, según datos de la Dirección de Investigación Criminal e Interpol –DIJIN- de la Policía Nacional, se presentaron 94.345 hurtos a personas de los cuales el 73%, es decir, 69.252 casos, se presentaron en las 21 ciudades ya mencionadas. En las tres principales ciudades, la participación con relación al total de los casos del país es del 35%.
Por último, se analizó el caso de las lesiones, que se pueden caracterizar como hechos que pueden afectar no solo la seguridad sino también la convivencia, ya que gran parte de las mismas son resultado de riñas o discusiones. En este caso, del total de casos que se presentaron en el 2014 (80.916), el 54% se dieron en las ciudades identificadas, lo que significa 43.343 hechos, y si se tienen solo en cuenta las tres ciudades principales, éstas representan el 26% del total del país.
Según todo lo anterior, se puede afirmar que a pesar del gran reto que se presenta en el posconflicto, existe un tema que no se puede dejar al lado y es la paz urbana, que consiste en garantizar a los ciudadanos sus derechos y el ejercicio de los mismos en el contexto de las ciudades, lo cual está ligado necesariamente a la seguridad y la convivencia.
Es pertinente iniciar la reflexión sobre qué herramientas existen para dar dichas garantías; cómo a partir del escenario que se presentará con la firma de los acuerdos pueden el Estado y la institucionalidad iniciar la construcción de instancias para el manejo del tema, ya que lo que existe hoy para la mejora de las condiciones de seguridad y convivencia en la ciudades es deficiente e insuficiente. Y la prueba contundente de ello son las cifras.
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