Por: Redacción Pares
Fotos tomadas del: El País
La polvareda empezó a finales de la semana pesada. Néstor Morales, Darcy Quinn, Vicky Dávila, estaban realmente encolerizados. No podía ser que Amelia Pérez, la más opcionada de la terna presentada por Petro a la Corte para ser Fiscal, tuviera a un esposo capaz de insultar a todos los periodistas sospechosos de ser pro-uribistas. Nadie se preocupó en su momento por saber cuál era el origen de la inquina de Gregorio Oviedo. La periodista e investigadora Andrea Aldana, desde su cuenta de X, contó la verdad. En un hilo que se hizo viral la cucuteña contó la historia: mientras Gregorio Oviedo era el director del CTI allanó, junto a otros 14 funcionarios, el parqueadero Padilla el 30 de abril de 1998.
Consiguieron 100 hombres para la operación y entraron. Lo que encontraron los dejó fríos. En las paredes doble fondo donde estaban escondidos los libros donde los paramilitares tenían todas sus cuentas. Allí reposaban también los estatutos de las Autodefensas Unidas de Colombia que habían sido fundadas en 1995 por Carlos y Vicente Castaño. Según le contó el propio Oviedo a la revista Vorágine muchos años después, identificaron a 423 personas naturales y 58 jurídicas que hacían aportes a los paramilitares. Gracias a la acción de Oviedo las AUC quedaban desenmascaradas.
Pero lo que debería haber sido un motivo de orgullo de Oviedo y sus hombres termino siendo una maldición tan mortal como la de los arqueólogos que abrieron la tumba de Tutankamón. No hubo exitinción de dominio al parqueadero Padilla ni se hizo investigación contra las personalidades que estaban en esos libros contables. Al contrario, Oviedo tuvo que ver como asesinaron a los hombres que lo acompañaron en ese operativo.
La Fiscalía no investigó y en cambio los Paras actuaron. Según el trino de Andrea Aldana de los 14 funcionarios que investigaron el parqueadero Padilla sólo sobrevivió Oviedo. Uno a uno los fue matando en temible venganza. El que dio la orden y gestó la masacre de funcionarios fue Don Berna, amo y señor de Medellín y sus montañas. La impunidad campeó. Por esa época se sabía que la Fiscalía de Medellín estaba infiltrada por los paras.
Llegó Álvaro Uribe como presidente en el 2002 y las cosas, por supuesto, estuvieron lejos de mejorar. Nombrar a Luis Camilo Osorio no fue la mejor opción. Fue ternado en el último año de la presidencia de Andrés Pastrana y respaldado por Uribe. El 18 de agosto del 2022, cuando el padre Francisco de Roux entregó su informe final de la Comisión de la Verdad, un capítulo estuvo dedicado a Osorio. Desde su Fiscalía se convirtió, con sus acciones, en lo más parecido a ser un aliado de los paramilitares: dio fallos favorables a sospechosos de paramilitarismo, persiguió a los funcionarios que desde su fiscalía quisieron desmontar el paramilitarismo, e invalidó a los testigos que querían acusar a los políticos en región que estaban colaborando abiertamente con las AUC. Como bien dice Andrea Aldana en su trino, archivó las investigaciones de dos personas que después serían condenados por sus nexos con los paras: el general Rito Alejo del Río y el ex gobernador Salvador Arana.
Con Osorio al frente de la Fiscalía a fiscales honestos como Amelia Pérez y a su esposo, no les quedó otro camino que el exilio. A Pérez la enredó en un supuesto apoyo a las FARC desde la investigación que realizaba sobre el atentado del club el Nogal. Aldana no es la única periodista que ha recordado el infierno que vivió Amelia Pérez y su esposo.
La escritora y abogada María McFarland publicó en el 2018 su libro Aquí no ha habido muertos donde narra, según sus palabras, “el ciclo de terror, corrupción y tragedia impulsado por las drogas en Colombia no terminó con la muerte de Pablo Escobar en 1993. Justo cuando los colombianos estaban listos para dejar atrás el legado asesino de los cárteles del país, se desarrolló un nuevo y sangriento capítulo. A fines de la década de 1990, los grupos paramilitares de derecha con estrechos vínculos con el negocio de la cocaína llevaron a cabo una campaña de expansión violenta, masacrando, violando y torturando a miles de personas”
Allí cuenta como a Amelia Pérez y a Gregorio Oviedo les tocó exiliarse al sentirse desprotegidos, “Gregorio Oviedo y Amelia Pérez tuvieron que salir del país en 2002 por la falta de protección y amenazas. En la administración de Luis Camilo Osorio en la Fiscalía no tuvieron garantías. El libro ‘Aquí no ha habido muertos’ habla de las personas que hicieron todo por destapar la verdad sobre el paramilitarismo”.
Oviedo y su esposa fueron sobrevivientes del momento aciago de la historia del país en donde los paras quisieron “refundar la patria”. Los medios de los poderosos han cerrado fila, la causa está clara: Amelia Pérez no puede ser Fiscal del país. Su rectitud, su berraquera y decisión podría hundir a más de un “hombre de empresa exitoso”.
Comments