Por: María Victoria Ramírez
De acuerdo con el informe Mujeres y brechas de género en Colombia, un trabajo conjunto entre ONU Mujeres, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística y la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, en su capítulo 4 sobre la participación de las mujeres en espacios de poder y toma de decisiones públicas, en Colombia el 12% de las alcaldías están en manos de mujeres, 132 de 1099; el 19,7% del Congreso está conformado por mujeres y en el Estado colombiano, el 44,7% de los cargos directivos son ocupados por mujeres. Sin embargo, si se mira en más detalle, es decir, por ejemplo en la rama ejecutiva del poder público por sector, la mayor participación se encuentra en Inclusión Social con un porcentaje del 77% en cargos directivos de máximo nivel decisorio, mientras que en Inteligencia y Contrainteligencia Estratégica se encuentra en el 20%, muy por debajo de la cuota del 30%. Estos porcentajes muestran claramente que existe una clara división sexual del trabajo en el nivel ejecutivo del Estado.
El siguiente gráfico, tomado de la fuente ya mencionada, muestra el porcentaje de participación de las mujeres en los cargos directivos de la rama ejecutiva del orden nacional, por sector, según nivel decisorio, en 2019.
Fuente: Mujeres y brechas de género en Colombia, 2019. Pág. 73
Se destaca también que el 85% de la población colombiana concuerda con que “la representación igualitaria entre mujeres y hombres en todas las corporaciones que se elijan por voto popular es una condición para que un país sea una democracia”.
Las cifras que muestra el gráfico dan cuenta de la existencia objetiva de la brecha de género; mostrar las cifras siempre es importante porque saca el análisis de la mera especulación y la percepción, y lo pone en el terreno de hechos constatables.
Según el informe, existen diversos estudios que indican que la presencia de mujeres en cargos de elección popular “aumenta la probabilidad de que los intereses de las mujeres estén debidamente representados y, esto es relevante, porque las mujeres tienen perspectivas distintas a los hombres, en particular sobre el diseño de las políticas públicas, la asignación de recursos y las prioridades legislativas (Levy, 2015). De tal modo, ellas pueden aportar visiones frescas sobre las soluciones y las medidas de política institucional que las sociedades pueden tomar para atender los problemas que las aquejan y probar otras alternativas de gestión del desarrollo sostenible.”
Igualmente menciona que la participación de más mujeres en los espacios de decisión reduce los prejuicios y estereotipos negativos sobre su capacidad de ocupar puestos de liderazgo y que la exposición de mujeres en el poder incide en las aspiraciones de niñas y adolescentes de acceder a espacios de poder dado que tienen referentes femeninos que ya los ocupan.
Por supuesto que aún falta camino por recorrer, pero hay que reconocer que hemos avanzado si miramos el escenario para las mujeres hace algunas décadas. Al respecto, el informe sostiene que: “En los últimos años ha crecido, de manera significativa, la presencia de las mujeres en los puestos directivos de la administración pública. La ley de cuotas y las metas a las que se ha comprometido el Estado colombiano, han tenido efectos positivos como se aprecia en los indicadores analizados, que incluyen la paridad alcanzada en el gabinete nacional. Sin embargo, es necesario utilizar la información disponible para identificar las áreas del quehacer público, que parecen mostrar mayores resistencias, así como los factores que impiden a las mujeres acceder a puestos de mayor responsabilidad en las jerarquías burocráticas, pese a su experiencia y formación”.
Porque comparto las razones expuestas por el documento para favorecer la participación de las mujeres en espacios públicos de toma de decisiones y de ejercicio del poder, celebro los recientes nombramientos de mujeres en carteras clave del gobierno que se posesionará el 7 de agosto de 2022. A la doctora Carolina Corcho, en el Ministerio de Salud, a Cecilia López Montaño en el Ministerio de Agricultura, a Patricia Ariza en el Ministerio de Cultura y a Susana Muhamad en el Ministerio de Medio Ambiente.
Con estos nombramientos se contribuye a reducir la brecha de género que tiene Colombia y a cumplir con compromisos internacionales en esa materia como la Meta 5.5 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que plantea: “Asegurar la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades de liderazgo a todos los niveles decisorios en la vida política, económica y pública”.
Los nombramientos de mujeres como las que hoy se están designando en cargos de alta responsabilidad son un paso más para materializar en parte objetivos y sueños por los que miles de mujeres han trabajado ardua e incansablemente, alcanzar la igualdad de género y eliminar todas las formas de discriminación por razones de género. A Carolina, a Cecilia, a Patricia y a Susana, que hoy recogen la cosecha de esas luchas y de sus propios esfuerzos, claro está, solo resta pedirles que contribuyan a que en sus Ministerios se siga cerrando la brecha género.
*Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad de la persona que ha sido autora y no necesariamente representan la posición de la Fundación Paz & Reconciliación al respecto.
Comments