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Barranquilla: emporio criminal en disputa

Por: Nicolás León Rodríguez, Investigador Nacional Convivencia y Seguridad Ciudadana



Barranquilla ha venido consolidándose como uno de los principales focos urbanos de criminalidad en el país. Su posición geoestratégica resulta atractiva para distintos tipos de organizaciones delincuenciales: por un lado, porque permite acceder con facilidad a la desembocadura del Río Magdalena, por otro, por su fácil acceso a un puerto vital para el flujo de mercancía. Esta ubicación no solo facilita el aprovisionamiento logístico y armado, también permite la importación y exportación de mercancías, así como el establecimiento de alianzas con grupos criminales internacionales.


En consonancia, las disputas por el control territorial y las economías ilícitas entre organizaciones criminales locales explican en gran medida el panorama de inseguridad actual de la ciudad. Actualmente tres bandas entran en disputa: “Los Costeños”, “Los Rastrojos Costeños” y “Los Pepes”. También hacen presencia  bandas de menor envergadura que buscan hacerse su lugar en el mapa criminal de la ciudad.


Se le suma la presencia del Clan del Golfo o autodenominado Ejército Gaitanista de Colombia, que con los años han buscado consolidar su plan expansionista en la región Caribe teniendo como uno de los ejes centrales el control de las rentas ilícitas que tienen lugar en la ciudad. Asimismo, las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada (ACSN) o Pachencas han evidenciado un creciente interés por entrar en la disputa.


Entre las organizaciones transnacionales se encuentran el “Cartel de los Balcanes” y el “Cartel de Sinaloa”, que tienen a su vez alianzas con el Clan del Golfo.


Un tablero criminal en constante (re)configuración


De esta manera, la crítica situación de crimen y violencia se entiende a partir de las constantes disputas entre los grupos delincuenciales que operan a nivel local.


Tras el asesinato de Roberto Vega Daza en febrero del presente año, la organización delincuencial “Los Vega Daza” salió del mapa criminal de la ciudad. Rápidamente, “Los Pepes” organización liderada por Digno Palomino, se moverían para hacerse con los territorios antes controlados por Los Vega Daza.


Ante el inminente fortalecimiento de Los Pepes, las otras dos grandes organizaciones de la ciudad, Los Costeños (liderada por alias ‘Castor’) y Los Rastrojos Costeños (liderada por alias ‘el Negro Ober’) buscaron hacer una alianza para disputarle estas zonas a Los Pepes. Digno Palomino, a su vez, respondería con haciendo una alianza con Los Pachenca, Grupo de Delincuencia Organizado que concentra sus actividades ilícitas en la Sierra Nevada de Santa Marta.


Mientras tanto, han aparecido panfletos alusivos al Clan del Golfo en Soledad y Malambo, municipios estratégicos para el control de la dinámica criminal del Área Metropolitana de Barranquilla. Lo anterior podría dar cuenta de la estrategia de expansión territorial de esta organización, favorecida por las disputas entre Costeños y Pepes. Asimismo, el Comandante de la Policía Metropolitana de Barranquilla, Herbert Benavidez, reconoce que existe información relacionada con la creación de alianzas con los grupos que hacen presencia en la ciudad.


Con los recursos armados y humanos del Clan del Golfo y Pachenca, dos de los grupos armados con mayor fortaleza en la región Caribe, la ciudad podría entrar en un aumento de la violencia de mayor envergadura que la actual.


La violencia en cifras


En este sentido, la ciudad cuenta con una preocupante presencia de organizaciones delincuenciales de diferentes niveles de influencia (desde el barrial hasta el internacional) y diferentes capacidades de acción, disputándose el control territorial y de las rentas ilícitas.

Según la Policía Metropolitana, de los 203 hechos de sicariato presentados en la ciudad a lo largo del año, al menos 110 se les atribuyen a la disputa entre Costeños y Pepes. Situación que evidencia que la naturaleza de la violencia homicida obedece a las constates retaliaciones dirigidas hacia los miembros de Los Costeños y Los Pepes, como es el caso del último intento de sicariato en contra de Mairon José Bustamante Pérez, cuñado de Digno Palomino, que logró salir con vida del atentado.


Esto ha conllevado a la concentración y exacerbación de la violencia en Barranquilla y su área metropolitana. De acuerdo con el SIEDCO de la Policía Nacional, en lo corrido del año el homicidio ha aumentado 5,4%, la extorsión 14,8% y las amenazas 110% con respecto a 2023. Está tendencia hacia el aumento viene consolidándose desde el 2020, año en el que las organizaciones se fortalecieron internamente e incrementaron sus disputas territoriales (ver gráficas).



Mientras tanto la gestión de la seguridad…


En respuesta a la creciente violencia, el Gobierno Nacional, Policía y FFMM en articulación las Alcaldías de Barranquilla y Cartagena, han puesto en acción la ‘Operación Caribe’, que incluye un aumento del pie de fuerza policial con la incorporación de 1.946 nuevos policías, de los cuales 472 pertenecen a unidades especializadas. A partir de esta estrategia se han logrado algunos golpes a los grupos delincuenciales como la captura de cinco miembros de Los Pepes, encargados de la administración financiera de la estructura. También se han realizado operaciones contra el Clan del Golfo y sus subestructuras.


Asimismo, a principio de año la Gobernación del Atlántico y Alcaldía de Barranquilla llegaron a un convenio para que le fueran transferidos 78 mil millones de pesos destinados al fortalecimiento de la gestión de seguridad. La primera parte de este recaudo ha sido destinada al fortalecimiento de la flota operacional de la ciudad.


En paralelo, tras la intervención de Air-e, empresa encargada de la operación de los servicios de energía en el Caribe, se anunció la eliminación de los cobros de terceros, es decir, de las tarifas de seguridad y alumbrado público en los recibos. Esto ha generado reacciones por parte de la Gobernación del Atlántico, los cuales afirman que el recaudo quedará “huérfano” y la dotación de equipos de Bomberos, Policía, Ejército y otros organismos de seguridad sufrirá afectaciones.


Por su parte, Carlos Diago, agente interventor, afirmó que estos recortes obedecen a las medidas para reducir las tarifas de energía en la región y que  Alcaldía y Gobernación cuentan con 30 días de anticipación, tiempo prudente para la búsqueda de otro recaudador de estas tasa y contribuciones. Asimismo, la medida se sustenta en la Sentencia C-101 de 2022 que declara la inexequibilidad que habilitaba a las entidades territoriales para imponer tasas o sobretasa destinadas a financiar los fondos-cuenta territoriales de seguridad ciudadana; la misma sentencia hace un llamado para que en las próximas dos legislaturas el Congreso de la República expida una Ley que regule adecuadamente el manejo de este tipo de tasas.

 

Paz Urbana ¿una ventana de oportunidad?


Mientras el debate por la tasa de seguridad ha trascendido entornos jurídico-políticos, las organizaciones delincuenciales han mostrado mayor interés en sumarse a la Paz Urbana.

Desde diciembre de 2023, cuando Los Costeños, Los Rastrojos Costeños, Los Pepes firmaron un cese de hostilidades temporal, Barranquilla entraría en el radar del Gobierno Nacional como uno de los puntos donde podría llevarse a cabo la instalación de mesas de diálogo sociojurídico. Recientemente, con la entrega de un lote de armas de fuego por parte de Los Costeños de alias Castor la organización evidencia con mayor fortaleza su intención de buscar el camino del sometimiento a la justicia.


Sin embargo, considerando que la ciudad atraviesa su momento más álgido de violencia en los últimos años y que las disputas entre organizaciones no da tregua, las muestras de voluntad de paz deben tener resultados evidenciables en la disminución de la violencia de la ciudad.

De igual forma, la presencia de otros grupos de delincuencia organizada, Grupos Armado Organizados y de carteles transnacionales del narcotráfico le añaden más complejidad a la instalación de escenarios de sometimiento, toda vez que la salida o debilitamiento de un grupo se traduce en una oportunidad de capitalizar control territorial y rentas ilícitas para los otros.

Sumado a ello, la ausencia de un marco jurídico y la friccionada relación de Otty Patiño con la Paz Urbana generan más dudas sobre la viabilidad de un proceso en Barranquilla.    


La situación de seguridad en Barranquilla refleja una tendencia preocupante hacia la urbanización de la violencia y la consolidación de grupos de delincuencia organizada. La creciente presencia de estas organizaciones y la exacerbación de la violencia han convertido a Barranquilla en uno de los ejes centrales del crimen organizado en el país.


Por su parte, la priorización de estrategias de choque y del robustecimiento de la capacidad operativa de las FFAA han sido soluciones que no han dado frutos en el pasado, lo que sugiere que la violencia se expanda y profundice. En especial, considerando el alto interés del Clan del Golfo por hacerse con el control de la ciudad; en la medida en que los grupos locales se debiliten, mayor es la ventana de oportunidad para consolidar su poderío en todo el Caribe.

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