Por: Laura Cano. Periodista Pares.
Como un «discurso que lejos de aportar, discrimina a los venezolanos que salieron en busca de un mejor futuro.» Así lo indicó este martes la Asamblea Nacional de Venezuela en carta dirigida a la alcaldesa de Bogotá, Claudia López. En la misiva le piden a López retractarse de unas declaraciones dadas el pasado 28 de de octubre durante un pronunciamiento público sobre los hechos de inseguridad que afectan a la ciudad y mientras se refería a los índices de criminalidad, la mandataria se pronunció de la siguiente forma: “No quiero estigmatizar a los venezolanos, pero hay unos inmigrantes metidos en criminalidad que nos están haciendo la vida cuadritos. Tenemos que volver a traer a Migración Colombia. Aquí el que quiera venir a ganarse la vida decentemente bienvenido pero el que venga a delinquir debemos deportar sin contemplación”.
Aunque en ese momento el rechazo y las críticas a las afirmaciones de Claudia López no se hicieron esperar, solo pasaron algunos días para que de nuevo la alcaldesa volviera públicamente a lanzar aseveraciones similares a las anteriores: “Gran resultado de la Policía Nacional. Desde inicio de año se hizo un intenso trabajo de inteligencia persiguiendo estas bandas criminales venezolanas. Alivio para Fontibón y otros barrios de Bogotá donde causaron múltiples homicidios y presión criminal”, escribió en su cuenta de twitter.
Esta última afirmación llegó incluso cuando, luego del primer pronunciamiento, se advirtiera desde la plataforma Barómetro de Xenofobia – que analiza las conversaciones en páginas, medios y comunicación y Twitter sobre los migrantes -, que ese 29 de octubre desde las 8:00 p.m. se había registrado un aumento en las publicaciones xenofóbicas respecto al día anterior; 918% en Bogotá, 900% en Cúcuta; 376% en Cali, 300% en Barranquilla y 250% en Medellín.
Adicionalmente la plataforma halló que en dichas conversaciones dos de los términos con más registros para referirse a las personas venezolanas fueron “limpieza social” y “matando a los venecos”, los cuales se enmarcan en publicaciones xenófobas y con discursos de odio hacia las personas migrantes. Lo que demuestra esto es la peligrosidad en las palabras dichas por la alcaldesa, que, como se señaló, ya había sido advertido, pero no tardó mucho para seguir reforzando un discurso que puede llegar a criminalizar y poner en riesgo de ataques de odio a esta población migrante.
Ante este panorama, la Asamblea Nacional de Venezuela le solicitó a Claudia López retractarse sobre estas opiniones dadas y además comunicó:
“(…) Le enviamos esta comunicación respetuosamente con el fin de reiterar que los venezolanos han abandonado su tierra huyendo de la dictadura de Nicolás Maduro; muchos de los que se encuentran en Bogotá indiscutiblemente han contribuido al progreso y han sido generadores de impuesto. Por estos motivos, no se puede estigmatizar a los venezolanos por una problemática, que como bien estableció el Director de Migración Colombia, no puede atribuírsele a los extranjeros. (…) No avalaremos discursos que lejos de aportar, discriminan a los venezolanos que salieron en busca de un mejor futuro. Realizar este tipo de acciones es condenable y no es cónsona con la reciprocidad histórica entre Colombia y Venezuela como naciones hermanas”.
Hasta el momento, la alcaldesa de la capital no ha hecho ningún otro pronunciamiento respecto a la solicitud de la Asamblea Nacional, y tampoco en relación a los cuestionamientos que se le han hecho por el riesgo que suponen sus afirmaciones siendo la alcaldesa de una ciudad en donde habitan cerca del 11,2 % de los casi dos millones de venezolanos que se encuentran en Colombia.
Otro factor a tener en cuenta y considerando la prioridad que debería tener cuando se ha insistido en el “Quédate en casa”, son las condiciones de vivienda que tienen los/as venezolanos/a. A junio, el 47 % de los hogares migrantes dijo encontrarse en situación de incertidumbre respecto a su vivienda. Esto principalmente por no tener cómo solventar gastos de arriendo, en ese sentido, el 23 % del total mencionado afirmaron estar en riesgo de desalojo. Imagen: Pares. _
Un radiografía de la situación de las y los migrantes
Aunque la alcaldesa fundamenta sus afirmaciones en un balance de seguridad realizado en la ciudad de Bogotá, hay también que señalar otros aspectos que deberían ser tenidos en cuenta, pues el panorama que ha acompañado a las personas venezolanas desde que comenzaron a migrar a Colombia ha sido de carencias y dificultades.
Así, en esta época de pandemia las vulneraciones y riesgos a los que están expuestos/as los/as venezolanos/as se han intensificado, en algunos aspectos incluso por encima de los porcentajes nacionales. Hay unas condiciones diferenciales que evidencian que quienes se han visto enfrentados/as a mayores impactos han sido los estratos sociales más bajos y las poblaciones en situaciones de vulnerabilidad, entre ellas los/as migrantes, que además algunos se ven también afectados/as por la condición irregular en la que están en el país.
Una población vulnerable
En un análisis en lo que han sido estos meses, desde marzo cuando se decretó el aislamiento preventivo obligatorio hasta septiembre, han sido varios los escenarios de riesgo identificados por el Proyecto Migración Venezuela, en donde a través de varios informes se han estudiado los efectos de la pandemia en relación con los contextos que se mantenían previos a la llegada del Covid-19 a Colombia.
Así, desde el proyecto se informó sobre la Evaluación Rápida de Necesidades ante Covid-19 dirigida por el del Grupo Interagencial sobre Flujos Mixtos Migratorios – GIFMM -, en donde se identificó que el 90% de los hogares consultados entre mayo y junio habían informado que durante la pandemia la mayor necesidad que estaban pasando era la obtención de alimento.
“En mayo y junio de 2020, el 84 % y 55 % de los hogares reportó comer menos de 3 veces al día, respectivamente. Asimismo, se evidenció un bajo consumo de proteínas en los hogares durante los 7 días previos a la encuesta. En particular, en mayo solo el 36 % de los hogares migrantes reportó el consumo de este grupo de alimentos”, agrega el informe.
No obstante, hay que señalar que esta condición ya preocupaba desde antes de la pandemia, pues en noviembre durante la Evaluación de Seguridad Alimentaria en Emergencias (ESAE) realizada por el Programa Mundial de Alimentos dirigida a hogares migrantes venezolanos y a hogares de acogida ubicados en los municipios fronterizos con Venezuela, se encontró que el 55 % de los hogares migrantes encuestados se encontraba en situación de inseguridad alimentaria severa o moderada.
A esto se sumó que muchos advirtieron que lo obtenido laboralmente se iba en su mayoría para la obtención de alimento, es decir, no había posibilidad de acceder a otro tipo de bienes o servicios.
En ese sentido, la situación laboral en la que están las personas migrantes, pues si estando en condiciones de empleabilidad se hallan necesidades y falencias en las garantías de vida digna, esto se acentúa cuando no se tienen opciones laborales.
Según el DANE, se encontró que en los/as venezolanos/as que hace 12 meses están en Colombia el desempleo acumulado de octubre de 2019 a septiembre de 2020 se ha acelerado cada mes y para septiembre se ubicaba en un 21%; con esto se infiere que aproximadamente dos de cada 10 migrantes del vecino país permanecen en la desocupación, señalando que las otras ocho (8) personas no necesariamente tienen un empleo formal, sino que tienen algún tipo de ingreso, teniendo en cuenta, además, que en Colombia el trabajo informal supera el 40%. Hay que anotar que a febrero de 2020 el 90 % de los migrantes venezolanos ocupados era informalmente.
Por esta crítica situación, desde el Proyecto Migración Venezuela se afirmó que: “el porcentaje de hogares que percibía ingresos de un trabajo pasó de 89 % antes del confinamiento a 58 % durante el confinamiento. (…) Esto se agudiza en hogares con jefatura femenina, en los cuales el 19 % reportaron no recibir ingresos, frente a un 11% de los hogares migrantes con jefatura masculina”.
También hay que indicar que entre el 2018 y el 2019 el porcentaje de hogares pobres multidimensionales con al menos un migrante aumentó de 8,8 % en el primer año señalado a 10,7% el año pasado; es decir, hubo un incremento de 34.000 hogares pobres con presencia de al menos un migrante, situación que se alerta puede seguir en crecimiento por los efectos de la pandemia, y también por la falta de medidas que mitiguen que estas inequidades sigan produciéndose.
Los sin techo
Otro factor a tener en cuenta y considerando la prioridad que debería tener cuando se ha insistido en el “Quédate en casa”, son las condiciones de vivienda que tienen los/as venezolanos/a. A junio, el 47 % de los hogares migrantes dijo encontrarse en situación de incertidumbre respecto a su vivienda. Esto principalmente por no tener cómo solventar gastos de arriendo, en ese sentido, el 23 % del total mencionado afirmaron estar en riesgo de desalojo.
Igualmente a esta problemática se suma que el 14,9 % de los hogares con al menos un migrante reportan estar en condiciones de hacinamiento crítico que además se ven agravadas cuando ni siquiera se tiene acceso a servicios públicos básicos, que pone sobre la mesa una condición que acentúa los niveles de vulnerabilidad, especialmente durante la pandemia. Por otro lado, vale la pena mencionar el 31 % de los hogares reportó no tener acceso al servicio de Internet, lo que ha afectado los procesos educativos que se llevaban a cabo antes del aislamiento.
Según el DANE, el desempleo en los/as venezolanos/as que hace 12 meses están en Colombia de octubre de 2019 a septiembre de 2020 se ha acelerado cada mes y para septiembre se ubicaba en un 21%; con esto se infiere que aproximadamente dos de cada 10 migrantes del vecino país permanecen en la desocupación, señalando que las otras ocho (8) personas no necesariamente tienen un empleo formal, sino que tienen algún tipo de ingreso, teniendo en cuenta, además, que en Colombia el trabajo informal supera el 40%. Imagen: Pares.
La importancia y urgencia de regularización de la población migrante venezolana como una forma de disminuir sus vulnerabilidades y mitigar el riesgo al que están expuestas, respecto a las condiciones de inseguridad, no solo en Bogotá, sino en otros territorios donde incluso son objeto de reclutamiento de Estructuras Armadas Ilegales de mayor alcance criminal. La regularización como ruta que facilita su vinculación a economías formales y el acceso a la atención institucional que requieren en materia de vivienda, educación y salud.
Los impactos que suponen ese tipo de declaraciones son muy altos en materia de xenofobia, sobre todo, en lo que respecta a la población migrante de tránsito que, por esta condición, vive en su mayoría como habitante de calle, situación que, además de venir en aumento, conduce a que esta población esté más expuesta a ataques de xenofobia o rechazo, incluso por parte de otros venezolanos previamente asentados, además de amenazas y desalojos por autoridades policiales y grupos armados ilegales que adelantan fuertes actividades de control social violento.
Estas cifras y datos de una población tan vulnerable deben ser tenidos en cuenta por las autoridades de la capital a la hora de dar declaraciones. Vale la pena concluir citando las palabras dichas por Eduardo Galeano en 2009: “Y en el tiempo de las dictaduras, supimos compartir la comida y supimos defendernos juntos, y nadie se sentía héroe ni mártir por dar abrigo a los perseguidos que cruzaban el río, yendo para allá o desde allá viniendo. La solidaridad era, y sigue siendo, un asunto de sentido común y por lo tanto era, y sigue siendo, la cosa más natural del mundo”.
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