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Alternativas para vivir en paz: economías para el postconflicto

Por: María Fernanda Galindo Palencia, Investigadora de la Línea Conflictos Asociados al Desarrollo-Pares


La implementación del modelo neoliberal en Colombia no cumplió con los resultados y expectativas esperadas. Los grupos armados encontraron en el aumento de las brechas sociales, argumentos de sobra para continuar luchando contra el Estado. Esto, a pesar de que la misma guerra perpetuaba la violencia estructural y que los intereses particulares de quienes tienen el poder, no permiten construir un modelo de desarrollo inclusivo. Sin embargo, las fallas mencionadas no radican completamente en los fundamentos del neoliberalismo, sino en la manera como estas políticas se han aplicado en el mundo y, en específico, como para el sector privado su fin no es el bienestar de la sociedad, sino la maximización de la utilidad de los accionistas y las compensaciones de los ejecutivos.

Lo que este escrito busca es mostrar nuevos caminos que podrían iluminar la actuación de las empresas privadas, sociedad civil y el Estado en el momento histórico en el que se encuentra Colombia, en el contexto del postconflicto.

Actualmente existen miradas sobre nuevos modelos económicos que buscan darle una alternativa al capitalismo desenfrenado y sirven como ejemplos replicadores para casos como Colombia, especialmente en los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR) propuestos por el Gobierno Nacional para facilitar la reinserción de los excombatientes a la vida civil después de la firma del Acuerdo de Paz.

Los ETCR podrían servir como modelos piloto para la implementación de un nuevo modelo económico porque: (i) el modelo actual no ha cumplido con las expectativas, la mayoría de ETCR ni siquiera cubren con las necesidades básicas de la población; (ii) la etapa en la que están los ETCR es un momento ideal para reflexionar sobre como será el desarrollo socioeconómico de éstos; (iii) cuentan con el apoyo de recursos económicos por parte de cooperación internacional y el Gobierno Colombiano, especialmente en temas de proyectos productivos; y finalmente (iv) estas iniciativas buscan generar un cambio de paradigma frente al modelo actual. Los ETCR son espacios creados desde cero, con una población promedio de 300 habitantes y las condiciones de posguerra en las que se encuentran, son características idóneas para replantear el sistema económico en el que operan.

Por estas razones, es necesario buscar una economía teórica y práctica al servicio del hombre, orientar la práctica empresarial y romper con el paradigma de crecimiento actual. Estas son algunas de las alternativas que se han probado, y funcionado, a nivel mundial.

La Economía del Bien Común (EBC) es un modelo económico alternativo propuesto por el economista austriaco Christian Felber, que busca una economía sostenible y alternativas al mercado financiero, donde es imperativo la participación de las empresas. Este modelo nace bajo una premisa: Las personas en diferentes partes del mundo, no están conformes con el modelo económico actual. Ante esta situación, la EBC cuestiona a las personas y al sistema: ¿Debe la economía ser más ecológica y sostenible? ¿Hacia dónde vamos? ¿Debe ser más social y justa en el reparto? ¿Debe el foco de la competencia inclinarse hacia la cooperación, una economía solidaria? ¿Debe la dignidad humana ocupar un lugar central? Y ante estas preguntas la EBC responde con la necesidad de reorientar la economía hacia el Bien Común, esto implica la participación y democracia, así como los valores fundamentales para el desarrollo: La libertad, la cooperación, la verdad, la democracia y la dignidad. Es decir, que la EBC busca formular un sistema económico que se rija por valores humanos.

El pueblo español Miranda de Azán, implementó en el 2013 un manifiesto por el cual se compromete a realizar el balance del Bien Común como forma de evaluar el desarrollo de su actividad política, social y económica a la hora de ponerlas al servicio de la ciudadanía. Este es uno de los tres pueblos de España que apuestan por un sistema económico como motor de cambio político y social. En este nuevo modelo económico, el concepto de “beneficio” cambia y no es un fin en sí mismo, sino un medio para conseguir los principios básicos de la Economía del Bien Común. Se cambia el lucro y la competitividad por el bienestar y la cooperación. El caso de Miranda de Azán es integral porque todos los sectores del municipio están desarrollando esta práctica. Según el ultimo balance del Bien Común 2016, se reconoce un importante avance en la sostenibilidad ambiental y mejoras en la participación y transparencia, solidaridad y dignidad humana.

Otro claro ejemplo, es el Sistema Económico Judío, específicamente la colonización agropecuaria de Israel en el siglo XX. La situación extremadamente difícil del territorio: no es un terreno fértil para las actividades agrícolas, solo tienen dos estaciones (invierno frío y verano seco), y poseen muchas áreas desérticas. Además, la colonización de las tierras que corresponden a los judíos en su regreso al territorio del que salieron exiliadas, obligó a esta comunidades a organizarse de tal manera que lograran sortear las dificultades. Para ello, se crearon dos sistemas de producción agropecuaria que son un ejemplo de desarrollo autosustentable y que han sido replicados por comunidades judías a en todo el mundo: la granja colectiva denominada Kibbutz y la unión de granjas para la explotación cooperativa llamada Moshav.

Tanto los Kibbutz como los Moshav son comunidades colectivas que tradicionalmente se basaban en la agricultura. La diferencia entre ambas radica en la figura de la propiedad, mientras en los Kibbutz no existe la riqueza privada, la propiedad es colectiva y todos los medios de producción (como los servicios y demás bienes) pertenecen a todos los miembros; los Moshav son propiedades colectivas de tamaño fijo e igual operados por individuos, en donde cada uno es dueño de su territorio, pero todos los territorios son iguales. Es importante mencionar que durante los primeros años los Kibbutz cumplieron un papel central en el desarrollo de la economía del país, produciendo una parte importante de sus exportaciones.

Las iniciativas presentadas, sirven como ejemplo de la oportunidad que tiene el sector privado en Colombia de cambiar las condiciones sociales del país, con el Estado como soporte de proveedor de bienes públicos y una regulación adecuada para su desarrollo, si tan solo se cambian los fines para los cuales se gestionan las actividades productivas y, de esa manera, se crea la plataforma sobre la cual se puede desarrollar la paz.


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