Por: Redacción Pares
Foto tomada de: Semana y El colombiano
Ante la difícil situación en ese departamento, azotado por el EMC, Clan del Golfo y otros grupos armados, al presidente le tocó implementar un plan B. La misión Cauca tiene mucho de social pero también de estrategia contrainsurgencia. El pasado 21 de junio en Popayán, el presidente lanzó ante autoridades locales un plan para recuperar este pedazo de territorio tomado por completo por los violentos. El ejército hará presencia no sólo combatiendo sino construyendo carreteras, haciendo presencia activa. Los ataques constantes a poblaciones e incluso los atentados que se planeaban efectuar en Popayán hacen imperativa la acción del Estado.
El principal enemigo de Petro en este lugar es Iván Mordisco. Las EMC controlan buena parte de los corredores por donde se saca la droga tanto a Ecuador como el Pacífico. Petro llamó las acciones del líder del Estado Mayor Central como un hacedor de “crímenes contra la humanidad” y, además, serán los propios soldados los encargados de construir carreteras o cualquier otra de obra vial.
“Yo tengo una propuesta: las obras públicas en zona, vamos a llamar las zonas de conflicto, que en realidad son zonas de economía ilícitas, tiene que hacerlas el Estado mismo. No se pueden contratar. Si no, eso se condena a no hacer nada. El Estado mismo, a través de sus instrumentos”. Serán los propios militares quienes administren la plata para hacer estas obras ya que, en palabras del presidente, ellos cuidan mejor la plata que los mismos políticos.
Para algunos esto no es más que la aceptación por parte del presidente de que en el Cauca hay que pasar de los discursos de paz a los hechos, a las acciones militares. Para La Silla Vacía, por ejemplo, esta, la Misión Cauca, no es otra cosa que una reedición del Plan de Consolidación Integral de la Macarena. Con la finalización de la zona de distención en el año 2002, después de los intentos frustrados del gobierno Pastrana por llegar a un acuerdo de paz con las FARC, La Macarena pasó a ser un territorio completamente controlado por las FARC. El gobierno de Uribe pretendía cesar la influencia de este grupo guerrillero. La Macarena sufrió por esos años el desplazamiento de 3.900 personas. Lo que hizo Uribe fue estudiar entre el 2002 y 2007 como podía permear el duro Bloque Oriental de las FARC, ya que ahí tenía su nido. No sólo sería un ataque militar sino que venía acompañado de transformaciones sociales. Era una aceptación de que, ante la ausencia de Estado, las FARC habían creado una base social y a esta había que apoyarla. Dicen expertos que la Misión Cauca, en su proyecto, se parece mucho al Plan de Consolidación Integral de la Macarena creada por Petro.
En su columna Petro encerrado en el laberinto de la seguridad, Laura Bonilla, subdirectora de la Fundación Paz y Reconciliación, quisiera que estas misiones se extendieran a otras zonas en donde este momento los grupos armados imperan, como Catatumbo, Urabá o Caquetá, pero hace una advertencia: “Pero para eso se necesita primero entender que hoy no tenemos herramientas administrativas o diseños institucionales con los que podamos tener intervenciones coordinadas y de largo plazo, y no una serie de proyectitos y programitas – perdón por los diminutivos, pero es que en realidad son inanes – que sirven para contestar oficios y no para producir resultados. Necesitamos vehículos y mecanismos con los cuales el Estado pueda competir económica, política y militarmente con el crimen organizado y hacerlo a largo plazo. No nos sirve de nada abandonar en dos años lo que se ha podido avanzar”.
La Misión Cauca es una especie de plan B del Gobierno ante una verdad de a puño: el diálogo y los acuerdos con los grupos que ponen en jaque la seguridad de estas regiones, está andando mucho más lento de lo esperado.
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