No para la infamia en la Nicaragua de Ortega: segundo preso político que muere en menos de una semana

A finales de los ochenta, Daniel Ortega levantaba simpatías entre el progresismo global. Su lucha contra la sangrienta dictadura de Somoza fue considerada una causa justa. Era el líder de los sandinistas. Sus luchas inspiraron los versos de Ernesto Cardenal, el gran poeta. Cuarenta y cinco años después de esa victoria, Daniel Ortega ha convertido a Nicaragua en una dictadura, en donde la represión es incluso peor que en Venezuela, uno de los pocos países del Caribe con quien mantiene relaciones de manera fluida.

El pasado domingo, las autoridades sandinistas entregaron el cadáver de Carlos Cárdenas, opositor y crítico del gobierno de Ortega quien llevaba 15 días desaparecido. A pesar del drama de su familia, el gobierno no se molestó en dar demasiadas explicaciones sobre su fallecimiento. Por ahora, la familia de Cárdenas ha permanecido en silencio, a pesar de que medios internacionales los han buscado para que den la versión de los hechos. El temor que tienen sobre posibles reprimendas, por parte del régimen, los mantiene mudos. La Gran Confederación Opositora Nicaraguense escribió desde su cuenta de X: “Condenamos enérgicamente este crimen político y de Estado, denunciamos nacional e internacionalmente el terrorismo que ejecutan Ortega y Murillo en contra de los nicaragüenses”.

Cárdenas era un reconocido jurista y se constituye en el segundo opositor político que murió en prisión en una semana, ya que, a mediados de agosto, entregaron el cuerpo de Mauricio Alonso, quien había sido detenido a comienzos de julio. El abogado Cárdenas había sido detenido en julio de 2018 después de haber participado en una revuelta contra el régimen. Había actuado como asesor de la Conferencia Episcopal que fue mediadora en un diálogo con Ortega.

En Nicaragua, según la Conferencia Opositora, hay 30 personas, 21 hombres y 9 mujeres, que permanecen desaparecidas después de haber sido detenidas de manera arbitraria. De ellas, 13 se encuentran en delicado estado de salud. Por eso, se denuncia con todas las alarmas que, en lo que va de 2025, han muerto en cautiverio cuatro opositores. Hay que recordar que, desde 2018, Nicaragua se encuentra en una crisis de legitimidad. Ese año, una revuelta contra el presidente Ortega derivó en 350 fallecidos, más de dos mil heridos y tres mil exiliados, además de cientos de detenidos.

La simpatía que hace décadas generó el sandinismo es parte del pasado. Ahora, lo que existe es una preocupación mundial por lo que sus desafueros autoritarios generan en ese país.