
Hace 25 años arrancaban los diálogos de paz con las FARC en el Caguán. En el ambiente había esperanza, pero también un poco de ansiedad. Eran demasiados los procesos anteriores que se hundían en medio del camino. Las concesiones que le hacía el gobierno de Pastrana a las FARC parecían desmesuradas. Despejar un territorio tan grande como eran, en extensión, dos países europeos. Si bien la arrogancia de Manuel Marulanda, de Iván Márquez y demás comandantes indignaba, hubo un sector de la prensa que estaba muy interesado en que el proceso se hundiera. Por eso quedó instalado en el imaginario popular que fueron las FARC quienes le pusieron un collar bomba a la señora Elvia Cortés. Esto fue completamente impreciso. Pero el mal quedó hecho. Si usted le pregunta, 25 años después de lo sucedido, a un colombiano medianamente preparado, informado, le dirá que este atentado lo cometieron las FARC. La verdadera historia es esta: