
Se cumplen tres años de la presidencia de Petro y el país sigue en pie, el Producto Bruto crece a un 2.7%, la inflación está por debajo del 5%, el desempleo cayó a un dígito y el dólar nunca rozó los cinco mil pesos; la fábula de la debacle económica inventada y divulgada por el uribismo jamás se hizo realidad. Estamos lejos de volvernos como Venezuela. La subida del café, debido a la caída en las cosechas en Brasil y Asia, lo mismo que el alza en los precios de petróleo y Carbón por la invasión de Ucrania, han sido un golpe de suerte para la economía; Pero, hay que decirlo, Petro, a diferencia de Nicolás Maduro, no se le ha atravesado a las dinámicas económicas macroeconómicas.
Colombia pasa por una transición, un postconflicto traumático, pero al fin y la cabo, un postconflicto. La guerra de sesenta años terminó y la ganó la derecha con acciones legítimas, pero también con acciones ilegítimas e ilegales. Amparada en la victoria la derecha se niega a aceptar la grave desviación en sus actuaciones. En cambio, los guerrilleros que incurrieron también en enorme número de acciones por fuera del Derecho Internacional humanitario han ido a los tribunales de paz y han agachado la cabeza y confesado sus crímenes.
Entre tanto la izquierda ha dado un salto electoral y ha conquistado una gran bancada parlamentaria y por primera vez ha llegado a la presidencia de la república.
De otro lado los tribunales han empezado a vencer en juicio a encumbrados dirigentes de la derecha y a empresarios. El hecho más notorio ha sido la condena en primera instancia del expresidente Uribe -quien llegó a tener más del 75% de favorabilidad hace veinte años- a 12 años de prisión domiciliaria después de haber sido encontrado culpable de los delitos de soborno y fraude procesal.Falta un año para que termine el gobierno Petro y por eso son tan importantes los
balances. Este 7 de agosto se lanzará un informe presentando las altas y bajas de un gobierno que la subdirectora de la fundación Paz y Reconciliación, Laura Bonilla, define de esta manera: “Desde la Fundación Paz y Reconciliación entendemos que la palabra que mejor define al primer gobierno de izquierda en Colombia es transición. Para muchos, una transición caótica; para otros, profundamente disruptiva. Con un estilo político altamente semiótico, señalado por sus rezagos en ejecución y cumplimiento, el gobierno Petro ha impuesto una presencia constante en el debate público. Difícilmente transcurre una semana sin que la agenda política esté marcada por sus decisiones, anuncios o controversias”.
Para el director de Pares, León Valencia, hay dos hechos que impactan de manera transitoria la actual situación del país y que le dan color al momento político “Uno de ello es el atentado a Miguel Uribe Turbay y otro la condena al expresidente Uribe”. Estos hechos impactan y cambian temporalmente el escenario político, de hecho, han afectado el ascenso de la izquierda, pero no alcanzan a cambiar el rumbo de la transición.
“Pero la sentencia contra Uribe es un acto de justicia que marcará el camino a la transición. Es el signo de que la izquierda le está ganando la batalla jurídica y política a la derecha, es la gran paradoja de esta transición: derecha ganó la guerra con acciones legales e ilegales pero está perdiendo el postconflicto”.
León Valencia va más allá y recuerda a los oficiales y militares que han tenido que pasar por la JEP para reconocer crímenes como los falsos positivos y trae a colación otro reciente hecho de justicia histórica: la condena a siete empresarios de Chiquita Brands por recurrir a grupos paramilitares para doblegar a los trabajadores del banano y a la población de Urabá. “La derecha está pasando por los tribunales de justicia y no quiere aceptar que cometió hechos ilegales en el conflicto, la guerrilla si lo aceptó”.
Con dificultades y con errores la izquierda está tramitando su proyecto político de cara al 2026, mientras tanto se ve a la derecha, en palabras de León Valencia “sin encontrar el camino para las próximas elecciones”.
Con respecto a las relaciones con Estados Unidos ha sido más ruido, especulación que realidad. Los aranceles que ha anunciado Trump para países como Brasil no han golpeado a Colombia y están lejos de producir la anunciada gran debacle. La economía fluye, el dólar está tranquilo y “no hay acciones del gobierno para desbaratar esas realidades”.
El tercer carril que abordará nuestro informe de balance de los tres años de Petro es la seguridad. Hace treinta años el país vivía un verdadero incendio. A la guerra que le declaró Pablo Escobar al Estado y que se traducía en carros bomba en horas pico en plena zona rosa de Bogotá estaba el cartel de Cali, los paras, el EPL, las FARC y el ELN. Ahora las organizaciones armadas actuales son un remedo si se comparan con el poder que tienen estas estructuras de los años noventa. Para León Valencia “Hay un ambiente político distinto que se nota en la libertad que la gente tiene para expresarse, para manifestarse. La JEP va operando, la comisión de la verdad va andando. Ese es el espíritu de la transición”.
Espere en las próximas horas nuestro balance sobre los tres años del gobierno de Gustavo Petro.