
Jaime Bayly se dio a conocer cuando era un veinteañero, en plenos ochenta en el Perú. Siempre fue un provocador. Sus primeras novelas tuvieron el espaldarazo de Mario Vargas Llosa, quien lo acogió como un discipulo. Desde muy joven se alineó a la derecha del espectro político. Incluso fue uno de los más entusiastas seguidores de la campaña presidencial abiertamente neoliberal con la que Vargas Llosa quiso ser presidente del Perú en 1990. Le ganó un ingeniero que pocos conocían pero que supo conectar con la gente, Alberto Fujimori.
Desde mediados de los años noventa su programa de entrevistas fue un hit. Se trasladó a Miami, la capital latinoamericana de la derecha, en donde se volvió uno de sus pocos referentes culturales. Su blanco a principios de este siglo fue burlarse de Fidel Castro, de Hugo Chávez, de todo lo que oliera a izquierdas. En Colombia había gente que lo amaba y otros que lo odiaban. Su popularidad fue tan grande que en el 2010, cuando inició el canal NTN 24 tuvo un espacio en donde, la mayoría de las veces, enaltecía la labor del presidente Alvaro Uribe Vélez. En el 2023 su cadena de televisión, la que funcionaba en Miami, entró en crisis y él fue una de las cabezas que rodó.