
Con el correr de las horas se agrava la crisis humanitaria en el Catatumbo. El ELN, con un depliegue de 4.000 hombres, ha impuesto un régimen de terror en esa región de Colombia desde el pasado 15 de enero. Uno de los focos de violencia han sido los firmantes de paz. Justamente el pasado jueves 30 de enero los defensor de firmantes de paz se unieron en una multitudinaria marcha en Tibú acompañados del gremio de los profesores, pidiendo que pare ya la barbarie y que se devuelvan las condiciones de normalidad. Para muchos se trata de un deja vu: otra vez el espiral de la violencia los hace desandar los pasos de la década del noventa en donde miles de personas tuvieron que dejarlo todo para huir de la arremetida de los paramilitares. Hoy lo único que ha cambiado son los brazaletes de los que empuñan las armas.