Karina, la cruel comandante de las FARC que asesinó 56 niños, fue dejada libre por Uribe

Pocos comandantes de las FARC podrían tener tanta sevicia con sus enemigos como Elda Neyis Mosquera, alias Karina. En 2022, el periodista Juan Camilo Maldonado realizó para Mutante una impactante crónica en la que la exfariana le daba la cara a algunas de sus víctimas. Esto ocurrió en el Centro de fe y culturas de Medellín. En ese momento, Karina se veía tan arrepentida que estalló en llanto. Algunas de las mujeres que vivieron en carne propia la ferocidad con la que encaró la guerra temieron que se fuera a desmayar, incluso la atendieron porque temían que no les fuera a contar todo lo que necesitaban saber. Ese día, Karina reconoció por lo menos doscientos delitos entre los que se contaba el fusilamiento de niños —se dice que asesinó cincuenta y seis menores de edad—, el reclutamiento de 180 menores de edad, jugar con las cabezas de los soldados  ejecutados. Así se comportó en masacres como la de Argelia o Paravandó. Sus acciones se realizaron a punta de muerte y desplazamiento en los municipios de Argelia, Nariño, Arboleda, Valencia, Monte Zuma, Granada, Monte Bonito, Riosucio, Mutatá, y Caicedo; y el desplazamiento forzado de campesinos de los departamentos de Antioquia, Caldas y Chocó.

Ahora, a sus casi sesenta años, quiere contarlo todo, arrepentirse de todas las maldades que hizo. Como un acto de expiación acaba de lanzar sus memorias llamadas “Volver a ser Elda”, en las que se muestra como una víctima de las FARC. Por haber sido reclutada a los 13 años en un pueblo de Urabá. En una entrevista en la W Radio habló de su proceso con Justicia y Paz, en donde lleva más de 16 años. De manera casi inexplicable en 2008, durante la arremetida más fuerte del gobierno de Uribe contra las FARC, en donde asesinaron a Raúl Reyes en su campamento en Ecuador después de un bombardeo y de la muerte en las selvas de Colombia de Manuel Marulanda Vélez, decidió, siendo cabecilla, desertar. Igual fue condenada a 40 años de cárcel, después de entregarse al ejército y a pagar 500 millones de pesos.

Pero su peor enemigo, Álvaro Uribe, le perdonaría la vida. La dejó libre y la nombró gestora de paz. En 2023 aceptó sus delitos ante Justicia y Paz, y ahora, a sus 65 años, quiere confesarlo todo en un libro absolutamente extraño en la historia de las memorias en este país, solo comparable con la poco sincera confesión de Carlos Castaño, publicada en el año 2000 y que fue un éxito de ventas. Una autobiografía en donde se va a regar contra las FARC. La W radio la entrevistó y sostuvo que: “Pasaron muchas cosas en las FARC que no me identificaban, tomé la decisión de entregarme porque sentí la inconformidad en mi corazón, no quería seguir apoyando acciones que no compartía. Influyó también la actitud de mis exjefes conmigo. 

En mi libro cuento las cosas que iban pasando en la guerra, lo que me hacía daño”. En otra de las frases más destacadas de la entrevista afirmó: “Me enseñaron de odio y de venganza, pero estoy aprendiendo desde el amor”. Uno de los pasajes más terribles que tendrá el libro, además de ser una confesión, es el momento en que le vio la cara a sus víctimas en Medellín y sintió que la tierra se abría para ajusticiarla. Karina es un personaje complejo que fue liberada, a pesar de sus crímenes, por el entonces presidente Álvaro Uribe.