El mensaje del ELN a la política colombiana

Los diálogos de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) llevan suspendidos ocho meses. Esta decisión la tomó el presidente Gustavo Petro, luego de los hechos violentos que marcaron el inicio del 2025. La guerra que protagonizó esta guerrilla con el Frente 33 de las disidencias de las FARC, donde se asesinó a casi 130 personas y se provocó el desplazamiento de más de 60 mil habitantes, fue el mayor causante de esta parálisis.

Para algunos, los diálogos de paz con el ELN, al inicio del año, ya estaban cerrados. El proceso de paz había sufrido heridas en varias ocasiones: con el secuestro del señor Diaz en 2023, el involucramiento de Comuneros del Sur en un proceso de paz aparte en 2024 —una disidencia del ELN—, el atentado a la  base militar en Puerto Jordán, Arauca, en septiembre de ese mismo año, y el mutuo señalamiento de incumplimientos de lo acordado entre las partes.

En estos ocho meses de parálisis total de la Mesa de Conversaciones, el Gobierno de Colombia y ELN solo en dos ocasiones han manifestado interés en retomar los diálogos: el primero lo hizo en la semana en que se eligió y tomó posesión en nuevo papa León XIV, en mayo de 2025; y el segundo fue el 9 de septiembre de este mismo año, cuando el Israel Ramírez Pineda, alias Pablo Beltrán, apareció en video ante el país y lanzó la idea de retomar los diálogos.

Como señalé, el gobierno Petro aprovechó el cambio de Jefe de Estado, en el Vaticano, para proponerle al nuevo papa que pensara en abrir sus puertas y permitir que la Mesa de Diálogo negociara allí. El presidente reconoció el compromiso de la Iglesia Católica con la construcción de paz en Colombia y además los vínculos iniciales que tuvo el ELN con la Teología de la Liberación, de allí que se atrevió a lanzar la propuesta.

Sin embargo, frente a esto, hubo silencio total. Tanto los representantes del Estado del Vaticano como la organización subversiva no dijeron nada. Callaron ante la propuesta y con ello se perdió de nuevo la oportunidad de retomar los diálogos con uno de los grupos armados organizados que se había avanzado más en Colombia en la implementación de la política pública de Paz Total.

Un proceso de paz que logró, en el tiempo que funcionó, realizar seis ciclos de negociación y firmar 28 acuerdos parciales. Dos de ellos donde se acordó e implementó ceses al fuego por 180 días. Además de otros acuerdos como los humanitarios y el desescalamiento del conflicto en regiones afectadas por la guerra. Finalmente, se dejó diseñado los mecanismos de participación de la ciudadanía en el proceso de paz.

Avances significativos que el mismo ELN reconoce, de allí que Pablo Beltrán, el segundo al mando de esta organización al margen de la ley, haya salido la semana del 9 de septiembre a insistir en la necesidad de retomar las negociaciones, en un contexto donde hay poco por hacer para salvar el proceso. Pero en el que se quiere dejar claro que sea en este gobierno o en el próximo se tendrá que hablar se paz con esta tradicional guerrilla.

Propuesta de paz en la que, hay que reconocerlo, no hay mucho interés en estos momentos. No está interesado el Gobierno, pues los critica de seguir el camino del narcotráfico, tal como lo hizo Pablo Escobar; además, los actos de guerra cometidos por el ELN en la región del Catatumbo, como las que realiza hoy en varios puntos críticos del país, evidencia la poca voluntad de paz del ELN.

Tampoco, tiene interés la ciudadanía. La sociedad, a pesar de que siente que requiere con urgencia reducción en las acciones de violencia del ELN en regiones como Catatumbo, Cauca, Chocó, Sur de Bolívar y Arauca, evalúa el actuar del ELN como violento y no se le observan gestos de paz. La sociedad se siente frustrada y varios candidatos a la Presidencia buscan aprovechar este desencanto para proponer mano dura.

Incluso, tampoco hay interés entre los países amigos. Venezuela, que es uno de los principales aliados de la paz negociada en el país, está enfrentando una dura crisis militar. Lo mismo pasa con Cuba y México que están vinculados a otros asuntos más importantes, sobre todo con resolver la crisis comercial. Incluso, la Organización de las Naciones Unidas ve como la Misión de Verificación presenta trimestre a trimestre retrocesos en la implementación de los acuerdos parciales.

De allí que la propuesta en el video de Pablo Beltrán, de retomar los diálogos, lo más seguro es que tendrá el mismo efecto que tuvo la propuesta del gobierno Petro cuando se posicionó el papa León XIV. Nos enfrentamos a un fin del mandato presidencial donde lo más probable es que se continuará silenciando el tema del descongelamiento del proceso de paz con el ELN.

A pesar de este silencio, frente al video habrá que tomar a modo de inventario lo manifestado allí, pues más que al Gobierno fue a los candidatos a la presidencia y a la clase política a los que se les habló. Debemos conservar en nuestra memoria lo que dijo Beltrán. Se requiere hacer reajustes al modelo de negociación, involucrar aún más a la sociedad civil en el proceso y realizar acuerdos parciales dirigidos a provocar transformaciones territoriales que cambien las causas del conflicto.

Asuntos, todos, que no hay que desestimar, pues tarde o temprano el Estado colombiano tendrá que sentarse a negociar con la guerrilla más antigua del país, y allí, de nuevo, aparecerán estos elementos. Tendremos en varios años que retomar con el ELN el camino recorrido, hacer balances y planear los cambios necesarios para continuar en la construcción colectiva de la paz.

Todo esto en un contexto de expansión de está guerrilla, como más de 6 mil las personas involucradas con esta organización y donde su presencia territorial avanza, pues según la Defensoría del Pueblo, hoy están en 231 municipios en 19 departamentos. Una guerrilla con la que tanto el Estado colombiano como otros grupos armados ilegales se enfrentan y causan tragedias humanitarias en muchos lugares y que es necesario atender.

 

* Esta columna es resultado de las dinámicas académicas del Grupo de Investigación Hegemonía, Guerras y Conflicto del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia.

** Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad de la persona que ha sido autora y no necesariamente representan la posición de la Fundación Paz & Reconciliación al respecto.