Con mil hectáreas quitadas a la casa Castaño, despojadas a sangre y fuego a los campesinos, arrancará la Reforma Agraria

Cuando Gustavo Petro ganó las elecciones presidenciales en 2022 había mucha tensión por parte de los poderosos de Colombia. Se temía que tomara una resolución que afectara esos intereses, uno de ellos la expropiación de tierras. Sin embargo, el presidente lo único que ha hecho es intentar devolverles la tierra a los campesinos que fueron despojados a sangre y fuego. Incluso ha logrado expropiar parte de la hacienda Nápoles, un lugar que Pablo Escobar convirtió en un fortín, en el punto neurálgico de su imperio. Ahora, este gobierno va por las tierras de los hermanos Castaño.

A comienzos de los años ochenta, el padre de los hermanos Castaño fue secuestrado y después asesinado. Aunque la versión oficial habla de que este crimen lo cometieron las FARC, hay indicios de que fueron trabajadores de sus fincas que, cansado de malos tratos recibidos, decidieron vengarse. Desde entonces, los Castaño convirtieron la lucha antisubversión en su excusa para ir acaparando tierras que no les pertenecían. En Córdoba, hicieron un imperio. Las fincas más importantes eran La Veintiuna y Las Tangas. Nunca hubo claridad de hasta qué punto los paramilitares las habían despojado.

Una vez se desmovilizaron, empezó a haber claridad a través de las investigaciones que surgieron en Justicia y Paz. Había 4.400 denuncias de víctimas en lugares como Córdoba y Urabá de personas afirmando que los Castaño les habían quitado todo. Los lugares en donde se vivió con más intensidad ese flagelo fueron San Pedro de Urabá, en Antioquia y los municipios de Córdoba Tierralta, Valencia y la misma Montería. Según la Unidad de Restitución de Tierras, son 3.200 bienes despojados o abandonados que vienen siendo unas 128.000 hectáreas de tierra. La manera como la Casa Castaño se quedaba con estos predios estaba amarrada al horror. Llegaban, torturaban, masacraban y luego obligaban a la gente a irse.

Desde 2017, hubo cerca de 1000 hectáreas en Córdoba y Urabá que estaban abandonadas o siendo explotadas de manera indebida. Nada más en Córdoba, el gobierno recuperó 1069 hectáreas que fueron alguna vez parte del imperio de la Casa Castaño. Una de las fincas que se recuperó el pasado 16 de octubre fue una llamada San Pedro, un predio de doscientas hectáreas que estaba abandonado desde 2017. Uno de los testaferros que fue propietario de la finca fue alias Gordolindo. Con la recuperación de estas tierras, que hasta octubre de este año estaban en el abandono o siendo mal utilizadas, arrancará la Reforma Agraria que prometió este gobierno a campesinos de Córdoba que lo perdieron todo durante la andanada paramilitar de los años noventa y principios de este siglo.