
La noticia fue minimizada en los grandes medios. De Oliverio Isaza Gómez, mejor conocido como “Terror”, se sabía más de su papá que de él mismo. Ramón Isaza, quien fuera aplaudido en el Congreso de la República en julio del 2004, junto a Salvatore Mancuso, y Ernesto Baéz, durante la primera presidencia de Uribe Vélez, fue el creador en 1978 de los “Escopeteros” el primer grupo paramilitar y antisubversivo del Magdalena Medio. Isaza compartía territorio con otro delincuente, acaso más sanguinario que él: Pablo Escobar Gaviria. A diferencia de otros grupos paramilitares el que lideraba Isaza no se doblegó ante el capo de la mafia. Al contrario, le declaró la guerra y se la terminaría ganando en el Magdalena Medio. Ramón Isaza logró lo que pocos guerreros consiguen: llegar a viejos. Hoy padece de Alzheimer pero su rastro en la guerra es comparado con su némesis en las FARC, Manuel Marulanda Vélez. Su hijo, Oliverio Isaza, quien no se desmovilizó de las AUC en el 2006, negándose a aceptar entrar en Justicia y Paz, fue detenido en el 2014. Allí fue entrevistado por varios medios y contó lo duro que había sido para él ser hijo del hombre que ayudó a cimentar el paramilitarismo en Colombia. Ingresó a la guerra a los 14 años, una edad en la que es imposible tener la suficiente consciencia como para empuñar un arma y desde entonces estuvo en la vorágine del conflicto.
Con Isaza el Clan del Golfo pierde la capacidad de expandirse. Era considerado el cuarto de la organización detrás de Jobanis Avila, alias “Chiquito malo” y Elkin Casarrubia, alias “El Cura”. Tenía un alto poder militar dentro de la estructura además de su amplia experiencia en el narcotráfico. Era el dueño de varias rutas que llegaban hasta el Pacífico. Además era uno de los responsables de cubrir al grupo con el barniz de la política: fue uno de los gestores de que el Clan del Golfo cambiara de nombre y se hiciera llamar “Ejército Gaitanista de Colombia” para desesperación de los herederos del líder liberal asesinado el 9 de abril de 1948.