
En México la dignidad está de moda. Su presidenta, Claudia Sheinbaum, también. Desde su discurso cuando asumió la presidencia de México mostró una fuerza telúrica. Frases como “No llego sola, llegamos todas”, dicha ante el congreso mexicano el día de su posesión, aún retumban en la sangre de los aztecas. Su mismo traje de posesión fue una declaración de principios, un vestido color marfil con flores bordadas exaltando el trabajo artesanal de las indígenas mexicanas, la invitación de Ifigenia Martínez, una luchadora de la política de 94 años quien fue la elegida para ponerle la banda presidencial, y en el discurso dejó muy claro un tema que está preocupando a toda Latinoamérica: la soberanía.
Marcelo Ebrand, secretario de economía de México, afirmó en una frase lo que muchos de sus paisanos piensan de Sheinbaum: “Lo que logró la presidenta es algo totalmente insólito. Ayer esto era imposible. Entonces yo sí la felicito presidenta, esto es un orgullo”. Las claves de la presidenta, según lo han resaltado medios como la BBC han sido la paciencia y el respeto. Saber jugar con la diplomacia. La creación de programas como “México te abraza” servirá para recibir y atenuar los problemas de los cientos de miles de inmigrantes que serán deportados en los próximos meses a México. En Colombia el presidente Gustavo Petro también está liberando fondos para ayudar a los deportados con programas de alto impacto social. Estos dos presidentes en Latinoamérica son de los pocos que han decidido plantarle cara a Trump.