
Hasta hace pocos meses no existía ninguna duda que el vuelo 203 de Avianca que volaba entre la ruta Bogotá-Cali había sido pulverizado en el aire por orden de Pablo Escobar. Esto ocurrió el 27 de noviembre de 1989, un año espeluznante para el país. Escobar, en su afán por tumbar la extradición con los Estados Unidos, le declaró la guerra al Estado colombiano, así que mandó a matar a comandantes de la policía, puso carro bombas en muchas esquinas bogotanas, asesinó a Luis Carlos Galán y, tal vez el crimen más infame, le puso una bomba a un avión de Avianca donde presuntamente viajaría el reemplazo de Galán en esa carrera presidencial, César Gaviria.
El procedimiento que se usó para ejecutar el plan habría sido el de utilizar a un suizo, nombre que recibían los jóvenes que tomaba de las comunas de Medellín para misiones suicidas, misiones que muchas veces estos jóvenes no sabían que eran suicidas. El hombre que fue encargado del reclutamiento y la llevada al mismo aeropuerto del Suizo fue un sicario temible, se llamaba Dandeny Muñoz y le decían la Quica. Lo que se ha contado muchas veces es que La Quica le dijo al muchacho que viajaría a Cali a una misión muy especial, entregar un portafolio. Se lo dio. A los dos minutos de vuelo el joven lo abrió y el avión estalló. En ese momento todo lo malo que pasaba en Colombia se lo achacaban a Escobar. La Quica sigue pagando cadena perpetua por este crimen donde murieron más de cien personas.
Esta era al menos la versión oficial. Ahora resulta que no podría ser así. Desde el año pasado, cuando se cumplieron 35 años de este atentado, uno de los hijos de las víctimas del atentado, Federico Arellano, hijo del tenor Juan Arellano, una de las víctimas, afirma que no hubo un solo fallo en la investigación. Incluso no está claro si quiera que César Gaviria tenía pensado abordar el vuelo porque la versión oficial dictamina que “milagrosamente” se salvó. La versión de Arellano, quien lleva desde 2009 investigando el caso, es la siguiente: “La teoría que tenemos está con pruebas y testimonios, es un agente externo el que impacta el avión, está sustentado y es la más probable (…), es un tema muy sensible”. Esto lo dijo el año pasado en una entrevista con W Radio y remató ya de manera directa: “no se trató de una bomba, sino de un misil que colisionó desde afuera con el avión”.
Desde el año pasado Arellano ha pedido a la Fiscalía que se reabra el caso y para eso pidió llamar a quienes serían testigos claves como la propia Quica, el ex agente del FBI Frederic Whitehurst y Carlos Lehder. El ex capo del Cartel de Medellín, el único que queda vivo, compareció este miércoles 24 de septiembre sobre este caso. Aunque no se conocen detalles queda claro que Lehder continúa en el país y sigue firme y dispuesto a declarar cada vez que se solicite. Su compromiso con la verdad parece ser un hecho.