Cartas desde el fin del mundo. Apuntes sobre la última novela de León Valencia

Por azar a León Valencia le tocó presentar su última novela en la Feria del Libro de Cúcuta justo el día que Colombia sellaba su clasificación contra Bolivia. Para colmo de males el partido tenía un condimento extra: la posible aparición de Dayro Moreno. Como si no hubieran dudas de que Dios no existe, un aguacero borró el cielo justo una hora antes de la presentación. León sonrió, se encogió de hombros y afirmó “Esta es nuestra plaza”. Sobre las seis de la tarde salimos a la tarima principal de la feria. El auditorio se había llenado en un 60%. Incluso había gente con camisetas de la selección Colombia. En cierta forma le habíamos ganado el pulso a Dayro.

No eramos los primeros locos que hacer un evento académico atravesándonos en medio de un partido que paralizaba un país. El 2 de junio de 1978 Argentina debutaba en el mundial que la dictadura organizó contra Hungría. A esa misma hora Jorge Luis Borges dio una conferencia en Buenos Aires, a pocos pasos del Monumental -y de la ESMA, el lugar donde los milicos daban picana- sobre la Inmortalidad. Fue su forma de resistirse a lo que él consideraba una vulgaridad, el fútbol y cualquier tipo de patrioterismo.

A decir verdad nosotros también queríamos ver el partido. El público también. Pero querían escuchar a León que estaba en Cúcuta hablando de una de sus pasiones, hacer ficciones. Ha sido difícil para sus lectores, los que han seguido sus análisis políticos desde hace treinta años, aceptar que dentro de Valencia hay un narrador de quilates y que dos de sus novelas, Por el pucho de la vida y La sombra del presidente, se han vendido como el chocolate. Las primeras lecturas de esta, su novela más ambiciosa, La vida infausta del negro Apolinar, han sido más que entusiastas. Tal vez el comentario más acertado lo hizo su hija Manuela, de apenas siete años, quien afirmó que en este libro “Se había escrito cartas a sí mismo para conocerse mejor”. Es difícil no resumir con mayor precisión y menos palabras el oficio del literato.

La novela epistolar está más viva que nunca con el internet y se convirtió en un género vivo durante la pandemia. ¿Cuántos de ustedes no sostuvieron relaciones clandestinas en medio de lo que parecía el fin del mundo? Se encendieron amores y recuerdos y amistades. León Valencia cuenta que, para matar el tedio y la angustia que rodeaba la peste, se puso a leer dos novelas, La Peste de Albert Camus y las Estrellas son negras de Arnoldo Palacios. En la gran novela del Nobel francés se aborda la pandemia desde la perspectiva de una ciudad argelina, Orán, en la gran primera novela de Palacios se toma, como si fuera Ulises en el Pacífico, un día en la vida de un hombre en Quibdó, ese regreso a la obra de Palacios fue, para Valencia, el regreso a los momentos en los que fue feliz, cuando era un mozalbete al que le habían designado la tarea de formar un sindicato en medio de una plantación de bananos en Turbo. Entonces los sabores de la comida, la música, la cultura negra regresaron a sus sesenta y ocho años a su consciencia, justo en el momento en el que los noticieros afirmaban que el coronavirus era el apocalipsis.

A la tarima llegaban los rumores del partido. Nos contaron, antes de salir a la presentación del libro, que hace unos años Juan Esteban Constaín, a quien también le tocó enfrentarse con un partido de la selección en esa feria del libro, decidió bajar el telón, encender el proyector y se puso a ver el partido de eliminatoria con el poco público que le llegó. Tras un cerrado aplauso terminamos, no sin que antes el público le preguntara por algunos personajes de su novela: Andrés Caicedo, Muhammad Ali, Jorge Artel, Juan Guillermo Rúa y tantos amores que fueron, que son y que serán. Una de las preguntas que vino desde el público fue sobre el fin del mundo “Valencia, usted creyó que la pandemia nos iba a cambiar” León se aclaró la garganta y respondió “Creí que todo iba a ser mejor, pero viendo la ascensión de la derecha en el mundo debo decir que los malos salieron fortalecidos”.

Esa misma noche Valencia viajó a Manizales, otra feria del libro lo esperaba. En Bogotá, este 12 de septiembre, a las 6:30 de la tarde en el Gimnasio Moderno, junto al poeta Federico Díaz-Granados, Valencia presentará su libro en la capital, su novela más querida, la que lo resume como ser humano, en donde está con mayor intensidad, un hombre que ha sido sobre todo amigo, amante y narrador, todo lo que le importa, todo lo que ama. Por eso no podemos faltar a esa cita.

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Iván Gallo

Es guionista de dos películas estrenadas en circuito nacional y autor de libros, historiador, escritor y periodista, fue durante ocho años editor de Las 2 orillas. Jefe de redes en la revista Semana, sus artículos han sido publicados en El Tiempo, El Espectador, el Mundo de Madrid y Courriere international de París.